Se estaba acercando el cumpleaños de Freya Conejo Chocolate.
Ralph Ardilla de la Nuez y Lyra Gato Persa estaban entusiasmados sobre qué regalarle a Freya.
"¡Tiene que ser algo muy especial!", dijo Ralph.
"Pero me pregunto por qué en la invitación de la fiesta pone que tenemos que vestir o llevar algo rojo", añadió Lyra.
Ralph y Lyra estaban un poco desconcertados.
"¡Esperad y veréis!", dijo entonces Billy, el papá Cabra, con un brillo en los ojos.
Al poco tiempo, llegó el cumpleaños de Freya.
Todos sus amigos de la Aldea llegaron a su jardín.
Ralph y Lyra no podían creer lo que veían cuando llegaron a la fiesta, ¡habían cosas rojas aquí, allá y en todas partes!
La decoración de Freya fue la comidilla de la fiesta.
"¡La decoración es maravillosa!", dijo Paula Husky mientras le daba a Freya su regalo.
"Es justo tu estilo", dijo Piers.
"¡Fue idea de papá!", respondió Freya, sonriendo. "Mi vestido favorito es rojo, ¡así que decidió que todo hiciera juego con él!"
"¡Así que era eso!", dijo Ralph.
Entonces, Lyra tuvo otra idea.
"Sé lo que haría que esta fiesta fuera aún mejor", dijo. "¡Algunas de esas frambuesas del bosque son rojas!"
"¡Consigamos algunas!" dijo Ralph. "¡A Freya le encantarán!"
Se fueron, asegurándose de que nadie los viera, pero sin darse cuenta de las nubes que crecían en el cielo.
De repente, ¡empezó a llover! Ralph y Lyra volvieron corriendo a la fiesta.
"Será mejor que os vayáis a casa antes de que os mojéis", decía Freya. "¡Gracias a todos por venir!"
"Será mejor que nosotros también nos vayamos a casa"; dijo Ralph, y los dos se dieron la vuelta para irse.
"¡Espera!", gritó Lyra justo en ese momento. "¡Todavía no le hemos dado a Freya su regalo!"
Los dos niños pensaron qué hacer.
"¡Ya sé!", dijo Ralph. "¿Qué tal esto?"
Esa misma noche, la lluvia cesó y brilló la luna.
"Espero que siga así", se dijo Freya a sí misma mientras miraba por la ventana. "Hoy no hemos podido jugar mucho al aire libre. Pero jugaremos el doble mañana".
Justo entonces, algo chocó contra la ventana.
"¿Qué será eso?", pensó Freya, abriendo la ventana.
¡Era un globo rojo con una cesta!
Dentro de la cesta habían unos dibujos y algunas frambuesas.
"¡Me han traído algo rojo!", pensó Freya con alegría. "Pero, ¿quién las ha enviado?"
Miró hacia abajo y allí estaban Ralph y Lyra, saludándola.
"¡Feliz cumpleaños, Freya!" exclamó Ralph.
"Recogimos las frambuesas durante la fiesta, pero empezó a llover antes de que te las pudiéramos dar, igual que los dibujos que trajimos para ti", explicó Lyra. "¡Así que hice un globo para entregártelas!"
"¡Vaya!", dijo Freya sorprendida. "¡Muchas gracias!"
¡Qué maravilloso final para un cumpleaños (casi) perfecto!