Todos en la Aldea Sylvanian fueron de vista al Cabo de la Brisa Marina.
“Os llevaré en mi crucero hasta una pequeña isla muy divertida”, dijo Juan ,
el Abuelo Conejo Chocolate, que era el capitán del Barco Crucero.

“¡Todos a bordo!” exclamó entusiasmado Marcos, el Hermano Gato Rayas.
Había comenzado un día con diversión. El destino del Barco Crucero era una pequeña isla que Juan había llamado
“ Isla Estrellada”, debido a que la arena de sus playas tenía forma de estrella.

Cuando el Barco Crucero paró en la isla, los niños se tiraron al mar uno tras otro desde el tobogán, salpicando y chapoteando a lo grande.

A Marcos le dejaron coger el timón del barco que estaba parado y fingir ser el capitán. ¡Estaba tan orgulloso! Había muchas cosas divertidas para hacer en el Barco Crucero.

Bea, la Hermana Ardilla de la Nuez y los bebés comenzaron a jugar en la piscina de la cubierta.
“¡Mira, Bea, mira!”la requerían los bebés. Por turnos se tiraban desde el tobogán y se divertían en la piscina.

“¡Tenemos uno!”
chillaron Rafael de la Nuez y Coco, el Hermano Conejo Chocolate, mientras pescaban un pez enorme con el abuelo Juan. Iban a preparar una barbacoa para la comida. Cocinarían el pescado en la cubierta del crucero y colocarían las mesas y las sillas debajo de la sombra de las palmeras, convirtiendo la isla en un pequeño restaurante de moda.

Después de la comida, Freya, la Hermana Coneja Chocolate y Sabrina, la Hermana Gata Rayas utilizaron los flotadores redondos de goma y jugaron en la playa al lado de Patricia, la Abuela Coneja Chocolate, que buceaba.

Llegó el momento de acabar con un feliz día y de regresar a casa. Cuando Sabrina recogió un poco de arena en forma de estrellas como recuerdo, se encontró con algo brillante en la arena. Era una pequeña botella de cristal. La llevó al Barco Crucero y la miró detenidamente. ¡Dentro había un rollo del papel!
“¿Qué diría el escrito?” se preguntaba.

Los demás niños rodearon a Sabrina curiosamente.
“Hmm”, dijo ella.
“Dice, -éste es el mar más claro que he visto nunca… -”.
El mensaje parecía referirse a alguna parte de la Isla Aventura.
“¡Vayamos a explorar este lugar la próxima vez!” propuso el abuelo Juan.

Todos los niños estaban entusiasmados.
“¡Viva!” exclamaron.
“¡Vamos a ir de exploradores en el Barco Crucero!”

FIN